sábado, 8 de marzo de 2014

Predicación

Mensaje
1º Domingo de Cuaresma – 09 de Marzo 2014

Leer:
Génesis 3:1-7: La serpiente invita a los seres humanos a desobedecer a Dios.
Romanos 5:12-19: Así que como por la trasgresión de uno, Adán, vino el pecado y la condenación, por Jesucristo vino la justicia y la gracia de Dios.
Mateo 4:1-11: El ayuno de cuarenta días de Jesús en el desierto, luego, las tentaciones.

Hoy es el primer domingo del tiempo de Cuaresma. Este tiempo en donde acompañamos a Jesús en su camino hacia su pasión, muerte y resurrección. Es mirando su ministerio y cómo cumple la voluntad de su Padre que debemos analizar y examinar nuestro propio discipulado.

Los textos que acabamos de compartir nos hacen reflexionar sobre la tentación y el pecado. Por un lado, la tentación de los primeros seres humanos (Génesis) y las tentaciones de Jesús antes de comenzar su ministerio (Mateo), y por otro lado, cómo por esa tentación originaria aparece el pecado en el mundo (Romanos).

Vamos a comenzar refiriéndonos al relato del Génesis. Esta es una historia muy conocida por todas las personas que viven en culturas judeocristianas o musulmanas. Si ustedes tuvieran que decir qué tipo de texto es, ¿Qué dirían? ¿Es un relato histórico? ¿Es un relato novelado? ¿De qué se trata? …

Como gran parte de los relatos contenidos en los primeros 11 capítulos del libro de Génesis, se tratan de relatos mitológicos. Pero el mito ¿es una mentira?, NO! Los relatos mitológicos son construcciones que personas creyentes como nosotros/as realizaron bajo la guía del Espíritu Santo, para explicar desde la fe el principio de algo, el origen de algo que antes no existía.

De esta manera, el relato de Génesis desarrolla la desobediencia a Dios del ser humano (varón y mujer). Aprovecho para aclarar que digo “varón y mujer”, porque en el relato son ambos quienes desobedecen. La Iglesia se encargó por mucho tiempo de poner una carga más negativa en Eva que en Adán, poniéndola casi a la par de la serpiente. En ese entendimiento Adán era la víctima de Eva y la serpiente. Vale decir, que ambos deciden comer del fruto prohibido, ambos desobedecen y ambos enfrentarán las consecuencias de sus actos.

Este texto nos quiere explicar que desde un principio al ser humano le cuesta hacer la voluntad de Dios. Dios marca un camino y el ser humano, nosotros y nosotras, buscamos recorrer otros.

Por otro lado, el texto de Romanos trabaja con el antagonismo de dos figuras. Adán es la figura de la transgresión y la desobediencia (por ende, del pecado) y Jesucristo es la figura de la obediencia, de la justicia y la gracia salvadora de Dios. Por uno (Adán) vino lo malo, por otro (Jesucristo) vino lo bueno. Es de destacar que Pablo, que ha realizado tantas afirmaciones un tanto discutibles respecto de las mujeres, no mencione a Eva en la alusión al la desobediencia originaria.

Finalmente, el texto del Evangelio nos relata que luego del bautismo, Jesús es llevado al desierto por el Espíritu Santo para ser tentado por el diablo.
Jesús enfrenta 40 días en el desierto, de la misma manera que el pueblo de Israel enfrentó 40 años en el desierto, luego de la salida de Egipto.
El pueblo de Israel cayó en la tentación en reiteradas oportunidades en ese tiempo.
Jesús vence cada una de las tentaciones que enfrenta.

1. La primera tentación tiene que ver con el hambre que le ha producido el tiempo de ayuno. El tentador le dice que si “es el Hijo de Dios” (como se escuchó en su reciente bautismo) convierta las piedras en pan. Jesús responde con una cita del Deuteronomio.
Jesús no hace cosas espectaculares para probar su condición de Hijo de Dios, y mucho menos, para servirse él mismo. Jesús no pone a Dios al servicio de su propio interés, como nosotros pretendemos hacer tantas veces (“Dios máquina”).

2. En la segunda tentación el diablo lo lleva al pináculo del Templo y le dice que si es el Hijo de Dios se tire, porque dice “la Palabra” que mandará sus ángeles cerca de ti. El diablo usa el argumento de la respuesta de Jesús a la primera tentación. Esta tentación está en la línea de lo que la gente y los fariseos le pedirían más tarde a Jesús. Es decir, que muestre quién es haciendo señales del cielo (Mt. 16.1). Esto nos pasa a nosotros/as. Muchas veces queremos que Dios haga algo milagroso para que otros crean. Justamente por esto, Jesús no se tiró del Templo. La bienaventuranza es para el que cree sin ver.

3. La tercera tentación tiene que ver con el poder y la gloria personal. El diablo le ofrece todos los reinos del mundo, si postrado, lo adora. Jesús le responde que sólo a Dios se adora y se sirve. Nosotros, sirviendo, muchas veces terminamos buscando reconocimiento personal, halagos, palmadas en la espalda y felicitaciones. A veces sin darnos cuenta, otras dándonos cuenta. El poder también es algo que en la Iglesia está presente. A veces lo usamos visiblemente y de forma correcta. Otras veces lo usamos de mala manera y mucho más disimuladamente, para que no se nos vea. Cayendo así en la tentación del poder…

Jesús resiste y vence cada una de las tentaciones que tienen que ver con quién es, con el poder que tiene y con qué misión tiene que llevar adelante.

Si en el tiempo de Cuaresma reflexionamos sobre nuestro propio discipulado a la luz del ministerio de Jesús, hoy nos toca reflexionar sobre las tentaciones que enfrentamos en nuestro caminar. Como dijimos, pueden ser tentaciones similares a las de Jesús. Así deberemos enfrentar y superar:
- La tentación de querer poner a Dios a nuestro propio interés (Dios máquina).
- La tentación de pedirle a Dios que haga milagros para que otros crean (sin fe).
- La tentación del reconocimiento, de la gloria personal, de usar el poder según nuestros propios deseos.

Hoy en política se habla bastante de proyecto. El oficialismo habla de “proyecto nacional y popular”. Al margen de la política partidaria, un proyecto de país son los lineamientos y los criterios que fundamentan y sostienen la gestión, las políticas que se llevan adelante, las decisiones que se toman, la utilización de fondos, etc. Estos lineamientos y criterios fundamentales serán la columna vertebral.
Creo que con esto tienen que ver los textos de hoy. Los pasajes nos animan a pensar en el proyecto. ¿En qué proyecto? ¡En el proyecto de Dios!

Adán y Eva, en el relato mitológico de Génesis, no logran vencer la tentación y contradicen (simbólicamente) el proyecto de Dios. Dios quería que vivieran de una determinada manera y actúan en contra. No permanecen alineados en el proyecto ideado por su Padre Dios.

Las tentaciones que enfrenta Jesús (de la mano de opositor) son las mismas. Es tentado a no seguir el proyecto salvífico de Dios y hacer lo que se le de la gana y como se le de la gana.

Miramos nuestro discipulado viendo y reflexionando cuántas veces decidimos abandonar el proyecto de Dios para nuestra vida, haciendo lo que se nos da la gana. Miramos la vida y misión de nuestra Iglesia viendo y reflexionando cuántas veces nos ponemos al margen del proyecto salvífico de Dios, haciendo poco o no haciendo nada.

Jesús vence las tentaciones porque tiene clarísimo qué es lo que Dios espera de él y cuál es el proyecto de su Padre.

Nosotros también tenemos que tener claridad sobre lo que entendemos que Dios espera de nosotros y sobre cuál es su proyecto. Como comunidad de fe, también deberemos “poner las barbas en remojo” y alinearnos nuevamente con el proyecto salvífico de Dios.

Cada grupo (persona) de la Iglesia deberá reflexionar sobre el proyecto salvífico de Dios.

¿Lo estoy cumpliendo? ¿Estoy alineado? ¿Estoy trabajando para eso? ¿Busco permanentemente hacer lo que entiendo que es la voluntad de Dios?

Fíjense algunos de los lineamientos de trabajo que nos han propuesto desde el año pasado el Obispo y la Junta General.

* Ser congregaciones amorosas, contenedoras, inclusivas y sanadoras.

* Ser congregaciones que hacen nuevos discípulos y discípulas.

* Ser congregaciones abiertas a los cambios y movimientos que se producen en la gran parroquia donde estamos insertos.

* Ser congregaciones proféticas, que se sumen con otros espacios sociales a la búsqueda de una sociedad más justa e igualitaria.

Quiera Dios que en este tiempo de Cuaresma, realmente podamos buscar alinearnos con el proyecto salvífico y liberador de nuestro Dios, para marcar la diferencia en el lugar en el que estemos.

Que el Señor nos bendiga! Amén. 

P. Maximiliano A. Heusser
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