sábado, 28 de mayo de 2011

Predicación domingo 15 de mayo

Texto: Juan 10.1-10
Los marcos, los corrales, los cambios…

   Toda alegoría, como en este caso, da siempre para infinidad de recuerdos, anécdotas y vivencias de nuestra propia vida. En el caso de la vida pastoral y de muchos otros también, las mudanzas son un buen ejemplo de por dónde entran ciertas cosas en la vida y cuál es la importancia real que tienen luego en nuestra vida.
   Más de una vez hemos insistido en nuestras propias mudanzas familiares en llevarnos muebles que, sabíamos o presentíamos, no tendrían lugar en ningún otro lado más. De todos modos insistimos, de todos modos los llevamos para luego, tener que regalarlos a alguien que les hiciese falta o les quedase mejor que a nosotros en sus propios ambientes.
   La puerta, su entrada al redil y quién cuida esa entrada también es una excelente metáfora de nuestra vida cotidiana como iglesia y en ese sentido, es bueno poder identificar las dos cuestiones básicas que el texto conlleva. Por un lado las palabras de Jesús dirigidas al grupo de fariseos que constantemente lo cuestionan y lo asedian y por el otro, la necesidad de Juan en su Evangelio de retratar esta alegoría como modo de prevenir a sus comunidades sobre los movimientos propios internos y ajenos que en toda comunidad se van dando permanentemente.
   El redil, palabra en griego que nos remita al Ethos – corral - (de ahí nuestra palabra ética) como manera de identificar nuestro marco de comportamiento y pautas sociales a lo largo del tiempo, tiene dos modos de ser abordado en este relato. Por un lado por la puerta, su lugar correcto y por el otro, fuera de la misma.
   El verbo que más veces se repite de un modo directo e indirecto es el OIR. Son las ovejas las que oyen, identifican y saben a quién obedecer y reconocer como Aquel que las cuida y no las tratará de matar, robar o simplemente destruir.
   De este modo, dada la experiencia del Jesús crucificado y resucitado que vivimos como iglesia Post- pascual, nuestra guía es evidentemente el Espíritu Santo. Es este espíritu de Jesús el que guía a su iglesia a través del tiempo y es esta voz en la que hay que ejercitarse a diario para poder escuchar sin temor, vacilación o duda.
   Siendo entonces que, El Espíritu Santo es la puerta de entrada de la experiencia de fe en Jesús para tu propia vida, la pregunta entonces central a la cual debe motivarnos el texto es: ¿Qué otras aberturas habilitamos nosotros a nivel personal y comunitario?
   No siempre es una tarea fácil discernir las que se abren, las que deben cerrarse o aquellas que nunca tendrían que haber estado abiertas.
   En todos los casos, podemos ver este texto de Juan como una clara invitación a abrir nosotros y dejar abierta esa puerta en la cual el guía indiscutido es Jesús y estar siempre atentos a otras aberturas que a veces se van produciendo como parte del mismo andar comunitario del cual ninguna iglesia está exenta.
   Puerta de entrada y de salida a nuevas experiencias (Juan 10.2.-4). Un paso esencial a toda comunidad de fe y que pudimos poner de manifiesto en nuestra última asamblea es justamente que, si bien somos y queremos seguir siendo comunidad inclusiva que recibe a otros desde sus experiencias de vida y problemáticas, también es importante entender que el Jesús nos invita a una salida de las paredes del templo, a pastos que el de antemano ya tiene preparados para nuestra vida comunitaria. Si bien parece una obviedad, es bueno recalcar este dato en donde, no solo basta con que otros nos conozcan sino que es imprescindible salir al encuentro del otro, al barrio y en lo que pasa alrededor. En esta metáfora los pastos donde alimentar nuestra evangelización no quedan circunscriptos al barrio como cercanía parroquial nada más, sino a nuestros propios vecinos y amigos en los lugares donde vivimos.
   El evangelio es una invitación en todo momento a llamar a la comunión pero también a buscarla fuera en otros ámbitos donde también la vida dada por Jesús se manifiesta.
   No toda experiencia es válida en sí (Juan 10.1 y 5). Desde ya que, salir de las paredes de nuestros templos implica necesariamente un acto de confianza en quien nos guía y también un riesgo en si mismo.  
  No todas las comunidades disciernen la conveniencia o no de todas sus acciones todo el tiempo. El activismo en este caso, es un mal que debemos evitar y al mismo tiempo tener presentes nuestros objetivos y metas planteados.
   Y una vez más, el acento está puesto sobre las ovejas, o sea, todos nosotros. Ellas son las que tienen que poder oír la voz y distinguir claramente de donde y de quién procede. La posibilidad de orar constantemente en nuestras casas y en la iglesia, así como el estudio continuo de la palabra deben poder asegurarnos este oír con sentido. Este oír renovado.
   Eligiendo vida o muerte (Juan 10.6-10): Por último, el plano ético siempre presente que debemos tener en cuenta los creyentes en todo tiempo. Hubo, hay y habrá siempre diversas aberturas por las cuáles meterse a opinar, pelear y discutir, dentro y fuera de la comunidad, pero está claro que nuestro horizonte de referencia en la vida es Jesús, y esa es una puerta incomparable a cualquier estrategia que queramos poner por delante por más válida que nos parezca. El orar y leer la Biblia con frecuencia tendrán sentido en nuestras vidas, en la medida que estas acciones se reflejen en nuestra vida diaria, conducta y demás.
   De un lado existe entonces, fuera del cuidado ético (del corral), un espacio donde lo que se roba, se mata y destruye es naturalizado como parte de lo que el mundo es y seguirá siendo; desde ese “adentro” del redil (un marco amplio y motivador para nuestras vidas), existe una vida plena y abundante sobre la cual poner nuestros proyectos y expectativas.
   En todos los casos, somos nosotros los que seguimos teniendo la última palabra (o balido en este caso), para hacernos cargo de nuestras opciones y del “corral” dentro del cual queremos mover las decisiones cotidianas…..

Que el Señor haga de esta su Palabra en el Evangelio, un desafío y una provocación constante a vivir plena y abundantemente la vida regalada de Su mano. Amén.


P. Leonardo D. Félix
Córdoba. Mayo de 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...